Nuestro país ha sido constantemente reconocido por contar con una rica diversidad cultural, producto de las diversas regiones que lo conforman y las que a su vez conjugan en sí mismas ecosistemas culturales diversos; las cuales, se caracterizan por tener una herencia histórica, de tradiciones, de valores, cimentando en el desarrollo a través del tiempo en cada uno de sus territorios. Esta diversidad se manifiesta en la multiculturalidad que se da en las regiones como: la región Andina, la Costa Caribe, la Orinoquía, la Amazonía, la región Insular y la Pacífica. Asimismo, es importante destacar la propia riqueza y diversidad cultural dentro de las regiones mencionadas anteriormente.
En este contexto, la educación intercultural adquiere un papel fundamental, ya que no solo implica el reconocer la existencia de identidades culturales, tradiciones y valores diferentes, sino, el cómo estas se interconectan entre sí, en las interacciones diarias entre el individuo, generando un proceso natural de transformación y de enriquecimiento cultural. Por todo ello, se hace necesario desarrollar una educación intercultural que forme ciudadanos con valores, tolerantes, solidarios, colaboradores, justos, responsables, capaces de empatizar y comprender la situación de los demás. Durante mucho tiempo, muchos de nuestros ciudadanos se han sentido excluidos y vulnerados en sus derechos dentro de la sociedad.
AUTORES
Diana Carolina Candia Herrera
Karla Yohana Sánchez Mojica